"Avatar" que mensaje oculta detras de esa imagen PACIFISTA y Ecologista??


Hay quienes, con ingenuidad, han visto en la película de James Cameron un mensaje antimilitarista e incluso pacifista y ecologista. Por el contrario, aun cuando invierte roles y caricaturiza al ejército estadounidense, elogia la guerra y la violencia


Muchos, ingenuamente, han visto en Avatar de James Cameron una película antimilitarista, incluso pacifista y ecologista. Sin embargo, no es nada de eso. Muy por el contrario, este film es un elogio de la violencia y la guerra. Es cierto que, al invertir los roles y caricaturizar al ejército estadounidense, esta película arroja una cortina de humo y confunde a más de uno. Pero, tras sus escenarios campestres idílicos, se oculta un discurso eminentemente corrosivo: el de la justificación de la guerra para los pacíficos occidentales que somos.

Recordemos, en primer lugar, la escena del árbol enorme que cae con estrépito en medio de una población horrorizada. ¿Cómo no ver allí la analogía con la caída de las torres del World Trade Center? Además, a partir de esta escena grandiosa, quedará justificado todo lo que haga el pueblo indígena salvajemente atacado en su propio planeta. Y no es otro que un marine estadounidense, Jake, el protagonista de la película, el que propondrá a los habitantes autóctonos unirse (como las fuerzas aliadas) para reprimir y matar a los que, como terroristas, los atacaron cobardemente. Es en ese momento cuando aparece en la pantalla en todo su esplendor el águila imperial estadounidense (bajo la forma de un dragón gigante al estilo de Transformers) sobre la que se montará intrépidamente nuestro héroe americano para llevar a los nativos a la victoria final.

Este héroe, un simple soldado norteamericano herido en la guerra al que han dotado de un nuevo cuerpo, va a volver a prestar servicio pero esta vez por una buena causa. En este sentido, es el ejemplo perfecto del americano medio, es decir un ser inocente que no quiere la guerra pero que, por necesidades de la causa, acabará por transformarse en un combatiente implacable que exhorta a la población indígena a seguirlo al combate. Cuando a uno lo atacan, tiene que saber defenderse. Este es un derecho absoluto. Tal es el mensaje central de esta superproducción estadounidense de 300 millones de dólares que es la expresión de la ideología guerrera, es decir la de la guerra llamada justa o, si se quiere, la del bien contra el mal .

La película distingue entre los buenos guerreros (los na'vi) y los malos guerreros (los soldados). Pero como todos sabemos, no existen buenos y malos guerreros. Toda guerra, aun la que parece más insensata, se libra por motivos que se consideran justos puesto que son de defensa. Recordemos que hasta para Hitler la guerra era justa: se trataba de extender el territorio alemán para asegurar la supervivencia de su pueblo. No vamos a la guerra para combatir, nos dirá todo beligerante, sino para defendernos. Esa es la esencia de la guerra, y es esa esencia fundamental la que quiere remozar según el gusto de hoy la película Avatar. La misma palabra avatar, que proviene del sánscrito, designa a un enviado de Dios que vigilará el combate del bien contra el mal.

Advirtamos, por otra parte, cómo varias escenas de combate en la jungla recuerdan lo que fue para los estadounidenses la guerra de Vietnam donde, pese al uso del napalm, el poderío norteamericano fue aplastado y humillado. A semejante humillación, propone subrepticiamente la película, hay que saber responder con inteligencia. No descaradamente, destruyendo todo a nuestro paso o empleando estúpidamente gas tóxico, sino poniendo la mira con precisión sobre el enemigo, y ello de común acuerdo con las otras naciones amenazadas. ¿No es esta la justificación perfecta de la guerra de Afganistán?

Y, como siempre, los nativos nos son presentados como seres apegados a ritos anticuados, a quienes debe guiar a la batalla el héroe inteligente de la película. Armado con una ametralladora para aniquilar al invasor, este na'vi de un nuevo tipo con el aspecto de un feroz exterminador se ofrecerá como ejemplo y mostrará a esos pobres nativos cómo luchar sin piedad y establecer su supremacía. Esto trae a la memoria los westerns americanos en los que casi siempre un valiente cowboy termina asociándose con los indios para incitarlos a luchar a muerte contra el ejército estadounidense. Al servir de justiciero, ese héroe participaba sutilmente en una desculpabilización necesaria respecto del genocidio de los pueblos amerindios.

El realizador del film, James Cameron, sin duda ha comprendido mejor que ningún otro cineasta que, para que una película guste, hay que saber confirmar las convicciones del público. ¡Matar, sí, pero matar únicamente a aquellos que amenazan la seguridad de nuestro país! Eso sí que es tranquilizador y reconfortante.
 
fuente: Diario Clarin :)

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